Quizás la manera más poderosa de lograr el cambio en alimentación que necesitamos en Chile y en Latinoamérica, es partiendo por el núcleo familiar.
Los niños aprenden a través del ejemplo que les damos. Es muy importante mostrarle a nuestros hijos que una alimentación basada en alimentos reales, libre de productos procesados y azúcar, puede ser rica y entretenida.
De esta manera, cuando ya sean más grandes y tomen sus propias decisiones, sabrán que tienen una base de alimentación a la cual volver, que les asegure la mejor capacidad física, anímica y cognitiva.
Como todos sabemos, las enfermedades crónicas asociadas al estilo de vida, como la diabetes tipo II, están al alza, y en Chile lideramos el ranking de obesidad infantil en Latinoamérica.
Esto se debe en gran parte a la alimentación basada en productos con sabor a alimento y al sedentarismo que ha permeado a nuestras familias.
Si queremos asegurar un buen futuro a nuestros hijos y a las generaciones que vienen, es indispensable que comencemos a cambiar nuestra alimentación hoy.